martes, febrero 28, 2006

DE GATOS PARDOS Y ZAPATOS


La noche confunde, las sombras encubren y esconden verdades, mientras la penumbra le da asilo a los refugiados de cualquier lugar. Almas errantes que, pagando su condena, buscan abandonar el limbo de las camas vacías.

Yo soy una de esas almas y como muchos parecen haber descubierto, arrastro cadenas, que si bien es cierto que no pesan tanto como el dolor, la pérdida y el abandono... si son mi propio lastre.

De noche, todos los gatos son pardos. Y rodeada de gatos pardos, soy la reina del basurero; camino entre pupilas que se clavan y callan, me agasajan, maúllan a mi paso e intercedo en las peleas tomando, por uno u otro partido, pero sigo sintiendo que estoy sola. Rechazo a hombres buenos, ignoro a hombres seguros, no veo hombres atractivos, los valientes se acobardan, los inteligentes balbucean, hay otros que crecen su ego cuando en ocasiones, escribo sobre ellos; los que fueron arrogantes vuelven suplicando y los tontos.... los tontos son siempre tontos.

Y tras las quejas, la cura de humildad que merezco: Reconocer que soy yo la culpable, que mi prisma, el cristal por el que miro la vida, esta empañado.

No he sido una mujer maltratada; me han querido y hay quien aún me quiere, pero nunca llegó a ser bastante, siempre quise más, como hoy lo quiero. Me esforcé (como hoy me esfuerzo) por ser la persona perfecta que alguien, cualquiera, desee tener a su lado. Y no soy yo, sino un reflejo en el agua.

Sí, debería sentarme y pensar quien soy para que, una vez descubierta, pueda saber que le gusta a esa mujer a quien aun no conozco. Pero no puedo, la impaciencia me gana la partida y ésa sí soy yo.

Acostumbrada a leer todo lo que cae en mis manos, siento la enorme necesidad de leer las ultimas paginas de la Biblia de mi vida. Quisiera conocer el final, para así seguir leyendo, viviendo, siendo yo el narrador omnipresente, que todo controla.

Y como si de una tarde de compras se tratara, voy tarjeta en mano, buscando ese par de zapatos... Sé que los necesito, sé que serán míos, que mis pies estarán en ellos seguros, bellos y protegidos, pisando fuerte hasta donde quieran llevarme. Los busco sin perder la esperanza, aunque tenga que recorrer todas las tiendas, probarme todos los zuecos, sandalias, botas y mocasines hasta dar con los que quiero. Si voy por unos Manolo Blahnik, no me conformaré con unas chanclas Windy’s.

Cuando este ante él, lo sabré.


Actualización (28/02/06 - 8:10 pm)
Estimado lector:
A ver, a ver... Creo que el cierre de este post dejó mucha confusión y ya me ven como la interesada de "Rubí". No, no no!!! A lo que me refería es a que sé lo que quiero y por lo mismo, esperaré a la persona indicada, a la que realmente me haga sentir plena y feliz. Creo que debí de haber escrito algo como: "Si sé que lo que necesito son unos zapatos negros, no me llevaré unos zapatos cafés".